viernes, 2 de enero de 2015

El Rey Negro por Marcos Hernàndez






El Rey Negro
Caminaba solitario por la carretera oscura y vacía, al tiempo que le acompañaba el pensamiento de cómo haría para retornar a su pueblo. Se le había hecho tarde y el último autobús del dia salía de valencia a las 6pm, la única opción que le quedaba era abordar un bus desde Valencia con destino a Morón allí luego con un poco de suerte encontraría otro transporte con destino a San Felipe. Venia de jugar un torneo de ajedrez, el tiempo transcurrió y se le hizo tarde esperando la premiación, había ganado el primer lugar, un hermoso trofeo de madera con la figura del rey de ajedrez y un sobre con dinero en efectivo.
Al llegar a Morón decidió caminar a orilla de la carretera, mientras esperaba  que pasase el transporte que terminaría de llevarlo a San Felipe. Trofeo en mano, continuo caminando mientras miraba el reloj y pensaba “son más de las 8pm  a estas horas jamás pasara el autobús que espero” y sin detener el paso continuo avanzando como peón de ajedrez que se mueve sobre el tablero sin importar su destino, y en sus pensamientos solo existía la pregunta de  cómo haría para resolver su problema. De pronto es enfocado a sus espaldas por las luces de un autobús. Emocionado alza su mano derecha haciendo con el pulgar la señal de costumbre para que el chofer se detenga, el vehículo se detuvo unos metros más adelante para dejar en el camino un par de pasajeros, el hombre inicia a correr para alcanzarlo y al tiempo pega un grito al joven que asomaba por la ventana ¿Van para San Felipe? . El bus reinicio su recorrido y continuo andando dejando atrás aquel hombre que corría para alcanzarles.
Con las manos sobre la cabeza se dijo a si mismo “ahora como coño hago para llegar a San Felipe”.
Sin interrumpir su marcha el hombre continúo a pie por la carretera sin luz y vacía, transcurrieron unos minutos y nuevamente es enfocado en la espalda por reflector de otro vehículo, esta vez la de una vagoneta, al voltear le hace la seña para pedir el aventón. La camioneta se detiene “vaya  golpe de suerte” y el chofer pregunta: ¿pa onde va por ai? “A san Felipe pero a esta hora ya no creo que pase quien me lleve” ¿a dónde llega Ud.?- Yo voy por esos lares, debo llevar un difunto que  va en el cajón de atrás, Yo no tengo problema en llevarlo. Fue en ese momento que notó que el vehículo era una camioneta de servicios funerarios, luego de meditar unos segundos subió al automóvil y con un apretón de manos se le presento al  hombre que se ofreció a llevarlo. “Macario es mi nombre… y soy ajedrecista “dijo mostrando el trofeo que llevaba en su otra mano… “Yo me llamo Henry y ya ve a que me dedico” fueron las palabras de aquel buen hombre. “ Ahí llevo ese difunto para que lo preparen allá en su pueblo, y Ud. porque se dejo agarrar la noche por ai? Mire esas carreteras son peligrosas por las noches, tuvo suerte de que yo me lo topara…
Si. Salí tarde del torneo, se me hizo tarde mientras esperaba la premiación y no pude alcanzar llegar a tiempo para  último bus del dia.
Yo pensé ¿pa onde caminara este solo por aì? Cuando lo enfoque y lo observe bien, dije este sujeto no se ve que sea malo… Y ahora que lo veo bien hasta conocido se me hace… ¿donde será que lo he visto? ¿Ud. no tiene familia en Valencia?
No… no… yo no tengo familiar alguno contesto Macario con gesto de que no le gustaba ser interrogado. “mis amigos son las piezas del tablero escaqueado”
“Bueno en alguna parte lo he visto, de eso estoy seguro” insistió aquel hombre que conducía… ¿Y hace mucho que juega ajedrez? Insistió Henry en hacer conversación “ese juego es para gente inteligente”…. Macario no resultaba ser muy conversón pero el  tema de ajedrez le apasionaba y en un instante podía contarte su vida. “aprendí el ajedrez desde muy joven, desde muy niño conozco el movimiento de las piezas, pero nunca me lo tome muy en serio, es mas creo que hasta me parecía aburrido, pero siempre estuve rodeado de personajes que de algún modo tenían que ver algo con el ajedrez, el ajedrez siempre me busco y yo no le tomaba importancia, hasta que conocí a Rosalba, a ella le gustaba el ajedrez, recuerdo que en nuestras citas acostumbraba a llevar un tablero y jugábamos infinidad de partidas, por ella me enamore del juego, ella ahora no está conmigo, pero a mí me quedo el amor por el ajedrez, ahora soy un caminante y asisto a cada sitio donde hay un torneo de ajedrez, sin importar la hora ni el tiempo…
“Pero no debería dejar que se le haga de noche por ai lejos” fíjese hoy corrió con la suerte de que yo lo vi, y uno no debe abusar de la suerte, eso decía mi abuelo”
Hoy se me hizo tarde mientras esperaba la premiación y ahora que lo pienso y se lo cuento recuerdo que estaba en la sala de juego y todo transcurrió muy rápido, El juez pronuncio mi nombre para entregar el premio, allí estaba la gente que aplaudía de pronto la luz se hizo más intensa y al otro momento se apago, todo se quedo a oscuras como si en cosa de unos minutos haya saltado de una casilla blanca a una casilla negra del tablero quedando atrapado allí. Supongo es parte de la adrenalina, tantas emociones, tantas alegrías cuando se gana un torneo. Lo extraño es que sea la primera vez que me ocurre y se me hizo tarde, hasta ahora que viajo con Ud. hoy Ud. ha sido mi ángel de la guarda, estoy muy agradecido…
No es nada, Ud. También me hizo compañía, fíjese que conversamos todo el camino, Ud. hasta me conto como se volvió ajedrecista, una historia muy bonita Sr. Macario, mire ya vamos llegando… ¿Ud. se queda donde?
Yo debo quedarme en la entrada sr Henry, ha sido un placer conocerle y cuídese, no ha todo el mundo se le puede dar el aventón…
Henry se estaciono para dejar a Macario. Con un apretón de manos se despidieron… “tiene la mano fría pensó al mismo tiempo que se respondía “ha de ser por el frio de la carretera”. Macario bajo del vehículo  se despidió y echo a andar. Henry noto que su compañero había olvidado el rey de madera dio la vuelta para buscarle y al bajar del auto notó que aquel hombre no se veía por ninguna parte… ¿si había olvidado su premio porque no se regreso? ¿Lo habría dejado a propósito en forma de agradecimiento? Estas preguntas pasearon por la cabeza de Henry y en ese momento solo en ese momento recordó donde había visto a Macario, se acerco al cadáver que llevaba en el ataúd ubicado en la cajuela trasera y al verle dijo “Ave María Purísima “haciéndose la señal de persignación y dejando caer aquel rey de madera que tenía en sus manos…                    
    Autor: Marcos Hernández

1 comentario:

  1. Ajedrez y aparecidos.... jajajaja... Por un momento llegué a pensar que era "El Carro de Drácula"...

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