EL ARTESANO DE BLANCO Y
NEGRO
Linda Lucia aprendió a jugar al
ajedrez a sus 12 años de edad, fue su abuelo quien le regalo aquel juego
especial de madera con casillas en relieve y dedicó las tardes a enseñarle. Bastaron
pocos días para que Linda Lucia se enamorara del tablero y sus piezas. El
ajedrez comenzó a ser su pasión, fue su primer amor.
Después de 3 meses de haber aprendido
a jugar, Linda Lucia comenzó a participar en los diferentes torneos del país y
aunque no gano la mayoría de ellos, poco a poco fue perfeccionando el arte de
su ataque y su defensa, su juego
mejoraba en cada competencia, mientras más jugaba, se hacía más fuerte y era
más difícil derrotarle. Transcurrido un año de prácticas y torneos a lo largo de todo el país, Linda Lucia gana su
primer torneo y recibe como premio un hermoso trofeo de madera con la figura de
un Peón, al tomar en sus manos aquella figura se sintió muy feliz y se prometió
a si misma que alcanzaría el máximo título de maestría en ajedrez, en honor a
su abuelo, el titulo de Gran Maestro Femenino de Ajedrez. WGM
_ “No volveré a perder nunca una partida de Ajedrez” se dijo. Y recordó
el día que su abuelo le obsequio aquel ajedrez de madera a pesar de su
condición de no vidente... Ese día, palpó el tablero, sus piezas y dijo:
_ Abuelo ¿un ajedrez? ¿Es broma? Sabes que no podré jugar porque soy
ciega, has malgastado tu dinero en este obsequio.
Y el abuelo
respondió:
_ Si no deseas aprender lo respeto, pero no uses tu discapacidad visual
como pretexto para perderte la maravilla del ajedrez. Esté juego simplemente es
una representación visual física para tus
oponentes, los cuales en su mayoría de los casos si podrán ver, pero no tendrán
mejor visión que tu, porque tu verdadero tablero estará en la mente y en el corazón
y esa será tu ventaja.
Y así el abuelo comenzó su primera lección de ajedrez para ella.
_ Lo primero que debes conocer son las 64 casillas del tablero, conviértelo en una parte de ti. Imagina un
cuadrado de 8x8 con casillas blancas
y negras de manera alternas, 8 casillas
de izquierda a derecha identificadas con letras desde a hasta la h y 8 casillas de abajo hacia arriba
enumeradas del 1 al 8, la casilla a1 es de color negro y la casilla h1 es de color blanco, ahora
construye tú el resto del tablero.
Después de reflexionar unos minutos Lucia respondió: _ “¡Lo tengo!”
_ ¿De qué color es la casilla c5?
Pregunto el abuelo.
_“Negra” respondió Lucia.
_“Bienvenida al mágico mundo del ajedrez mi pequeña Linda Lucia” expreso
el abuelo con orgullo.
Desde ese día, inicio Linda Lucia
el transcurrir de su vida por los caminos hacia la maestría, entre ciudades abstractas
alejadas de casa. De ganar torneos, en algunos recibió como premio dinero en
efectivo, dinero que usaba para viajar a sus siguientes competencias, en otras
el dinero en efectivo venía acompañado de hermosos trofeos tallados en madera
con la forma de alguna pieza de las de su amado juego, las cuales conservó para
colección.
El segundo tallado en madera que ganó fue un Alfil, el cual le enamoró
el detalle de llevar una cicatriz en el pecho, que según ella le había dejado
la Dama, esas simpleza de las cosas le gustaban a Linda Lucia, cosas sencillas que
la hicieran soñar. Su tercer galardón fue una hermosa Torre de madera, la cual
le hacía pensar en el abuelo, tan fuerte como la Torre, protector y su apoyo
incondicional hasta el último de sus días. “Abuelo eres mi Torre” así le decía
para expresarle su amor. Cuando ganó el Caballo la bella ajedrecista se posicionaba
solo a una norma para obtener el título de Gran maestro Femenino de Ajedrez, se
encontraba a un paso de cumplir la meta que se propuso unos años antes en honor
al abuelo.
En el torneo siguiente Linda derrotó a todos sus rivales con gran facilidad,
ese sería el torneo más especial de su carrera, allí recibe el pergamino que la
reconoce como Gran Maestro Mundial de Ajedrez Femenino y la estatuilla de la
Dama en madera, la Dama al igual
que las otras piezas también llevaba el
detalle de la firma en relieve del artesano que las construyo y lo que más
llamó su atención fue que llevase el mismo nombre del abuelo “Jacinto”.
Al cumplir 21 años Linda Lucia ya tenía una colección de trofeos en
madera y el titulo de Gran maestro Femenino de ajedrez, sólo quedaba una cosa más por hacer antes de jugar su
próximo torneo, conocer en persona al artesano que fabricó las piezas que ahora
eran su colección a Jacinto el artesano de blancos y negros.
La joven ajedrecista se valió de amistades para encontrar la dirección
exacta de Jacinto el artesano de blancos y negros, y emprendió su viaje a Tinaco
en el Estado Cojedes, al llegar al taller, el artista trabajaba en los detalles
finales de un Rey de madera, interrumpió su trabajo al sentir la presencia de Linda.
_ Buenas
tardes_ exclamó la chica al presentarse.
_ Soy Linda Lucia una ajedrecista Invidente,
he venido jugando torneo tras torneo ganando cada una de las piezas que
fabrica, quería conocerle en persona, admiro mucho su trabajo y su arte es de
gran valor para mí, es usted un artista.
_ Imagino
que debe jugar muy bien al ajedrez, se nota por el amor que desbordan las
piezas que fabrica, eso percibo al palpar detalladamente cada una.
Jacinto
escuchó atento los argumentos de Lucia para responderle: “el placer es mío
Linda Lucia, he oído hablar de ti y es para mí muy grata tu visita y más el saber
que cada una de mis piezas, las cuales ganaste por tu gran talento, sean tan
importantes para ti, en ellas coloco todo mi amor por que disfruto mucho cuando
las hago, no porque sea un genio del ajedrez, a decir verdad nunca aprendí a
jugarlo, no tuve quien me enseñara, ni con quien jugar. Descubrí este
juego una mañana al encontrar un tablero
en el viejo baúl de mi padre. Detalle cada una de sus piezas con el deseo de
aprender, instrucción que nunca llegó. Y un día decidí que aprendería a
fabricar cada una de las piezas del tablero y que cada campeón ajedrecista del
país llevaría a su casa como premio, las piezas del artesano de blancos y
negros.
A Linda Lucia
le impresionaba la pasión que el artesano colocaba en sus palabras al hablar
del ajedrez y se preguntaba el por qué no había aprendido el movimiento de
piezas.
Como si leyese sus pensamientos Jacinto terminó por responder la
interrogante de Linda Lucia
“Al igual que tú, yo también soy invidente quizás me limite y por eso
nunca aprendí”
Y Linda Lucia lo comprendió e inmediatamente respondió:
_Tu aprendizaje ha llegado a las
puertas de tú taller, yo te enseñare a jugar al ajedrez.
Y desde ese día, nacería entre Lucia y Jacinto la más bella de las
amistades, se harían compañía y cada uno seria el complemento del otro
convirtiéndose en Dama y Rey sobre el tablero.
Muy hermoso cuento, muy hermosa reflexión... querer es poder, venciendo las barreras que nos impone la vida, o la sociedad...Linda Lucia llego a la cúspide de su carrera ajedrecística... y aun así, tuvo la humildad y la alegría de enseñar el ajedrez, a alguien que no sabia nada. pero que sentía la pasión y el fuego que el juego en si tenia...me gusto mucho.. Gracias a la gente de jaquedoble por publicarlo...Muchas Gracias...
ResponderEliminarColoco todo su amor... el artesano.. y esa energía positiva de luz.. de espiritualidad.. continuo... hasta llegar a la vida de Linda Lucia... hermoso cuento...lo mejor de lo mejor... el aprendizaje llego a las puertas de su taller...hermsoa reflexión de amor por la vida y amor por el prójimo...
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