Por: Lic. Jorge Eliézer Valera Barrada
El ajedrez tiene un carácter formativo de primer orden y
además es formador de carácter, pero no
en el sentido de temperamento con estructuras psicológicas y bilógicas, sino
que va más allá. Es un carácter que se define como la dirección adoptada
habitualmente por los impulsos voluntarios de la persona. Es un modo de ser,
una forma de vida que se va adquiriendo apropiando, incorporando a lo largo de
la practica ajedrecística; constituye una impresión de rasgos en la persona
misma: el carácter es la personalidad que hemos conquistado a través de la vida,
lo que hemos hecho de nosotros mismos viviendo. Pues bien, sin recurrir a
índices ni especiales estudios de vocabulario, la simple lectura de un par
de libros nos muestra en seguida este
escalonamiento de sentidos ya que todas las grandes experiencias de la vida
involucra la capacidad de enfrentarse a situaciones o problemas, la cual quiere decir que se
logra mediante el hábito ( virtud o vicio); el fin último es la vida en la
virtud y este se consolida a través de los actos repetitivos ya sea mediante la
práctica constante del ajedrez, la música , la literatura, la escritura, el
teatro. Formando así seres pensantes integrales, capaces de producir cambios
dentro de la sociedad, generando nuevos espacios para la conciencia ética
ciudadana. Individuos con actitud favorable ante la vida, que comprendan ante
todo las disposiciones del hombre, su carácter, sus costumbres y naturalmente
también lo moral, que sus conocimientos estén acompañados de una solida
formación humana que permita desenvolverse cómodamente y con un criterio
propio dentro de una sociedad cada vez
más tecnificada y exigente. Vivimos en una sociedad de escorpiones , muy escasa
de valores, donde el respeto hacia el prójimo, la solidaridad , la templanza,
la igualdad, la justicia, la democracia, el amor… hace rato que se fueron de
viaje y con esto no quiero decir que tenemos que quedarnos con los brazos
cruzados viendo a nuestros hijos que se hunden en la droga, la prostitución, la
delincuencia, el alcoholismo; que son actividades que no traen ningún
beneficio: no podemos seguir viendo niñas y niños con la cultura de la dádiva por las calles,
cuando hay escuelas , parques, estructuras deportivas, esperando por ellos.
Padre, madre, ¡Reflexionen! , lleva a tu hijo a la escuela, “el hijo sabio
alegra al padre, pero el hijo necio es tristeza de la madre” (proverbios 10;1),
todo valor se trasmite a través de la educación, así estarás contribuyendo al rescate de los valores que han sido
olvidados. Tenemos que luchar contra “la
pobreza intelectual” que ya bastante daño ha hecho, impidiendo el
desarrollo de nuestra sociedad, y una manera de hacerle frente a crisis es repensando la educación desde los más
pequeños de la casa. La educación es su mecanismo de internalización. Un
granito de arena está aportando la Universidad Experimental del Yaracuy (UNEY).
Repensando el deporte a través del
Ajedrez dando fuerte golpe a este debacle a través de la alfabetización
de de niñas y niños desde el año 2000, mediante la Cátedra de Ajedrez ,
llevando el deporte ciencia a las diferentes comunidades del estado, porque
sabemos que a través de la práctica del mismo, el individuo va adquiriendo una
formación en valores y principios que de alguna manera van a influir en la
personalidad del que lo practica, brindando así, creatividad, imaginación,
desarrollando la inteligencia, la atención, la concentración, capacidad de
análisis, dominio propio, firmeza a la hora de tomar una decisión,
responsabilizándose de sus propios actos, reconociendo los aciertos y los
errores cometidos y asumiendo las consecuencias positivas y negativas de las
decisiones tomadas y sobre todo, “sentido común” que muchos lo han olvidado,
siendo este una herramienta esencial para la solución de problemas del diario
vivir. Actualmente se solucionan los problemas a través de una bella partida de
ajedrez olvidando lo que está pasando a nuestro alrededor y sumergiéndose en el
mundo de lo fantástico y lo real, donde lo que se quiere es compartir dos
maneras de pensar diferentes sin hacerse daño, independientemente del color que
gane. Se obtienen experiencias, en otras palabras aunque pierda, gana. Además
podemos conseguir respuestas del punto de vista lógico-matemático, artístico,
mágico, que muy bien podemos acoplar a problemas de la cotidianidad y así tener
una visión holística de la realidad. De
allí la importancia de crear una cultura
de ajedrez en Yaracuy y a nivel nacional y que mejor cultura que llevar el
ajedrez a las escuelas.
Agradecemos al Amigo: Jorge Valera por compartir importante escrito en nuestro blog.
que bueno marco exelente la biografia de jorge, tambien es un gran entrenador de ajedrez de nuestro estado felicitaciones,,, jesus espinoza
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